jueves, 20 de febrero de 2020

El matemático José Antonio Guerrero (Cádiz, 1961) es pintor, pero sus óleos son los datos. El lienzo sobre el que trabaja cada noche hasta el amanecer, después de su jornada laboral oficial, es el ordenador de su casa, en Sevilla, donde de forma obsesiva y anónima, como los artistas auténticos, ha pintado una serie de modelos predictivos que le han convertido en el mejor científico de datos del mundo.

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